En la reciente entrega de los Premios Príncipe de Asturias, el heredero a la Corona pronunció las siguientes palabras: "Debemos buscar la moderación donde haya habido excesos; ética donde haya habido abusos".
Es curioso que dos de mis posts sobre el mismo personaje coincidan en el tiempo. Digo "coincidan" porque la anterior entrada sobre el Príncipe la tenía programada desde hace meses con esa misma fecha.
En fin, al grano: ahora vemos al heredero abogando por un cambio "moral" como solución a todo.
La verdad es que los miembros de la "Casa Real" están más guapos cuando permanecen callados.
Hasta ahora habíamos visto a Su Alteza Real en sus únicas actividades de entrega de premios, algunos viajes protocolarios y una boda, aireada a los cuatro vientos como el culmen de la felicidad de todos los españoles.
Bueno, también habíamos visto su figura asociada a la polémica de la censura "legal" de un medio de comunicación como El Jueves, que se atrevió a dibujar una inolvidable, ácida e irreverente caricatura de los herederos al trono que, en cualquier país libre, se hubiera publicado sin mayor polémica y que aquí sirvió para la vergonzosa persecución judicial y castigo al que se vieron sometidos los dibujantes que se atrevieron a tan "tamaña" ofensa.
El asunto de El Jueves es un indicio de lo que nos tocará padecer a los españoles en un futuro cada vez más cercano.
Pero -volviendo al tema del título de esta entrada-, como decía, los conformantes de la Casa Real están más guapos cuando permanecen callados...
...¿Cómo se atreve a pedir un cambio "moral" para solucionar la crisis, cuando, tanto él como su familia, perciben unos elevadísimos emolumentos pagados con el dinero de todos por no hacer nada? Por lo menos, por no hacer nada verdaderamente útil.
¿O es que se considera útil que la casi única labor del heredero sea conceder anualmente unos premios, creados para la propia promoción del principado, para lavarnos el cerebro, poco a poco, a lo largo de estos treinta años con la idea de que el príncipe de Asturias, y futuro Felipe VI, debía ser por gracia natural e incuestionable la cúspide de la cúpula política española?
¿Cómo se atreve a pedir un cambio "moral" para solucionar la crisis un señor que está cobrando de los impuestos de todos: hasta de los más necesitados. Hasta del mendigo -como dije hace poco- que, al comprar algo de agua y pan de las limosnas que le echan, está pagando un IVA con parte del cual se financiará esta monarquía de adorno?
Cómo me gustaría que, en lugar de pronunciar estas palabras, que suenan a puros tópicos y ponen en evidencia el infinito abismo que separa las privilegiadas clases políticas de las cada vez más hambrientas clases paupérrimas españolas, el Príncipe, o su padre, dijeran algo parecido a esto:
- "No se puede consentir el continuo insulto a España, a los españoles y a su bandera por parte de la mayoría de los separatistas".
- "No se puede consentir que los españoles en Cataluña no puedan estudiar en español".
- "No se puede consentir que se multe a los españoles en Cataluña por rotular sus establecimientos sólo en español".
- "No se puede consentir que cientos de ayuntamientos vascos y catalanes no hagan ondear la bandera española en sus balcones".
- "No se puede consentir que exista una completa desigualdad entre los españoles, manteniendo unas regiones ultraprivilegiadas, como la vasca, a través del denominado concierto autonómico".
...¿Se puede consentir, en cambio, que tanto el Príncipe como su padre, nunca hayan dicho esto?
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1 comentario:
Igualmente debería exigir que se bajen las tasas de interés, y que dejen de calentar los bancos el circulante en las bóvedas y lo inviertan en fuentes de trabajo. Y agregar a los premios uno a quienes hagan creación de empleos.
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