Estos días hemos contemplado el deleznable espectáculo de un grupo de payasiles musulmanes intentando invadir "pacíficamente" las aguas territoriales de otro país.
El show ha sido hábilmente aderezado por otro payásico Gobierno -el de Israel- que, antes de alcanzar las susodichas aguas, ha decidido abordar, armados hasta los dientes, el barco en el que se desplazaban los primeros.
Los clowns de ambos lados han ofrecido al mundo una irrisoria función que, de no haber sido por los trágicos resultados, hubiera resultado del todo cómica.
Éste es el mundo que hemos heredado: un mundo gobernado por payasos:
De payasos turcos que intentaron montar un numerito...
De payasos israelíes que intentan aparentar ser los más machotes del corral...
De payasos que un día decidieron invadir un país, sedientos de su petróleo y creyendo que todo el planeta lo asumiría sumisamente...
De payasos que invadieron al invasor, pensando que era poseedor de armas de destrucción masiva...
De payasos asiáticos que sí tienen dinero para diseñar armamento atómico, pero no para alimentar a sus pueblos...
De payasos occidentales que tropiezan unos con otros en la diaria especulación bursátil y se arrojan a la cara déficits y deudas públicas, como si fueran esperpénticas tartas...
De gordotes payasos hispanoamericanos, que a todos nos divierten con ridículas e inútiles declaraciones...
De payasos, que al morir, lo dejaron todo "atado y bien atado"...
De payasos gobernantes hispánicos que trocearon la tarta española, esta vez, no para arrojársela, sino para deglutirla hasta la última migaja.
¿Volverá alguna vez la Edad de los Gigantes...? ¿La Edad de los Grandes Estadistas...?
Mucho nos tememos que no: esa Edad nunca volverá y el mundo que nos queda sólo será una sonrojante caricatura del que fue.
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