Un nuevo ataque contra la fe cristiana está asomando estos días con la publicación de un nuevo panfleto del Nuevo Orden Mundial intitulado "La mano del predicador".
En este libro se construye la hipótesis de que Jesús no sucumbió al tormento de la cruz y que su resurrección fue sólo aparente. De su sufrimiento quedó el rastro de una mano semiparalizada en la que los forenses pretenden ver lo que ellos denominan "el signo del predicador", con la clásica postura de los dedos de Jesús bendiciendo. No es una teoría nueva: desde hace años muchos, muchos de los histéricos obsesionados por hacernos descreer vienen diciendo que Jesús no murió realmente, sino que, cuando le dieron a beber de la esponja de agua y vinagre que alzaron hasta su boca, mezclaron en ella un potente somnífero para después poder despertarlo ya en la tumba.
No me detendré en desgranar este inútil amago de best-seller, para no seguirle haciendo inmerecida publicidad, pero desearía enumerar algunas de las múltiples teorías que, en los últimos años, han aparecido en innumerables panfletos encuadernados -a los que han intentado otorgar la categoría de "libros"- y que pretenden desmontar las creencias más arraigadas del cristianismo. Curiosamente, una gran parte de los autores de tales libelos (aunque no la totalidad) profesan la religión judía. ¿Curioso...?:
Hace tiempo se publicó un libro claramente antisemita que tuvo gran trascendencia en Estados Unidos y que llegó a proclamar que la historia de Cristo y la subsiguiente creación del Cristianismo no fue más que un invento de algunos judíos para construir una fe a la vez deudora del judaísmo y profesada por borreguiles feligreses que abominasen del uso de la violencia: es decir, la mejor forma de dominar a una adocenada sociedad temerosa del uso de la fuerza y claramente dispuesta a ser esclavizada por los que no estuvieran dispuestos a aborrecer de la misma. Un libro claramente de ideas filonazis y que, de un plumazo, pretendía acabar con la religión cristiana. No recuerdo el título de la susodicha "obra", pero si alguno de mis cultos lectores me lo recuerda no me importaría en absoluto incluirlo aquí...
También han proliferado los libros de exaltación de los movimientos heréticos en los que especialmente se ha ensalzado hasta lo indecible a los cátaros -ese grupo de listillos predicadores franceses que se aprovecharon todo lo que pudieron de muchas de las inocentes mujeres a las que pretendieron "convertir".
Vomitorios como el dragoniano, pedantesco y ladrilloso Carta de Jesús al Papa también han asomado sus hocicos, equiparando al Cristianismo con las antiguas religiones mistéricas -especialmente con la griega.
No sabiendo qué decir, hemos visto también a Jesús como progenitor de una numerosa prole perpetuada en los reyes merovingios de Francia y mantenida como secreto atenazante de la Iglesia, temerosa de que sea desvelada esa "sangre real" (<"santo grial"). "El enigma sagrado" es una buena prueba de ello.
En 1988, la misma Iglesia perdió el culo por hacer público el "científico dato" de que la Sábana Santa era una falsificación medieval, de la mano de unas pruebas con carbono 14 que ahora se han revelado falsas por mal hechas o -quizás conscientemente- mal dirigidas. No hay mayor enemigo de Cristo que la Iglesia, por lo menos la Iglesia de los últimos tiempos, conducida por pontífices, como el anterior y el actual, que han instaurado la papalatría, la adoración personal del "Santo" Padre por hordas de jóvenes chupacirios e histéricos, de clase adinerada, y que han querido relegar al baúl del olvido las contundentes pruebas que científicos de la NASA aportaron en los años setenta y que demostraron que la imagen tridimensional grabada sobre la Síndone sólo pudo generarse por un cuerpo levitante que emitió una radiación instantánea. El daño que estos dos últimos Papas han hecho a la Iglesia es inconmensurable, tanto por el ninguneo a la Santa Reliquia como por la consciente ocultación de sus legiones de curas pederastas. Algún día hablaremos con más detenimiento de este asunto.
Y ahora, a los felpudos del Nuevo Orden Mundial, no sabiendo cómo desbaratar la fe construida a lo largo de los siglos, no les importa contradecirse: si bien antes decían que la Sábana Santa era una falsificación medieval, ahora aducen que la misma es prueba de que Jesús no estaba muerto cuando la envolvieron en ella...
Como siempre se ha dicho y se dirá... es más fácil coger a un mentiroso que a un cojo.
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