Hace unas horas acaba de ser aprobado en el Parlamento español el decreto ley de ajuste financiero en el que, por primera vez en España serán congeladas las pensiones de viudedad y jubilación.
La decisión ha salido adelante por un solo voto: los votos favorables de los socioslistos hispánicos a los que se han añadido las abstenciones de algunos de los partidos nacionalistas/regionalistas que colorean la paleta de ese pintor loco que es el Estado español: los catalanes de Ciu, los canarios de CC y los navarros de UPN.
Los vascos (PNV) esta vez han votado en contra, pero no importa: si hubieran sido los catalanes los que hubieran votado desfavorablemente, ellos hubieran asumido entonces el papel de la abstención, como en tantas actuaciones en las que han favorecido a este anormal Gobierno a lo largo de la legislatura actual (recuérdese a los mismos "católicos" nacionalistas vascos votando a favor de la homicida nueva Ley del Aborto, que permite a las niñas de 16 años abortar sin el consentimiento de sus padres...).
Y si no hubieran sido los vascos o los catalanes, el papel abstencionista lo hubieran asumido igualmente los nacionalistas gallegos del BNG...
De nuevo España en manos de la periferia.
Una España gobernada por mentes periféricas, descentradas, ombliguistas en su aldeanismo, sólo puede conducir a decisiones inéditas, injustas y espasmódicas, como la actual.
Durante los siglos en que España estuvo bien "centrada", es decir, en sus cabales -primero, desde Toledo, luego desde Madrid (lo que ahoran llaman "centralismo")- supo construir un imperio, ser una potencia mundial y, hasta en las posteriores horas bajas, ser alguien en el mundo.
Pero en los periodos en que ha sido gobernada por periféricas mentes (véase la I República, con cuatro ultraperiféricos presidentes que trajeron la completa desmembración del Estado; o el momento actual, con una nueva reedición del mismo) el descontrol, el caos y la cizaña interregenional han campado por sus respetos.
¿Hasta cuándo consentiremos que los separabobos nos digan lo que tenemos que hacer, lo que tiene que hacer España?
¿Hasta cuándo consentiremos que la periférica estulticia pisotee la centrada inteligencia?
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