Hace ya unos días que nuestro vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, visitó Afganistán, en el típico acto propagandístico diseñado para sustituir a Zapatero si nuestro indeciso inútil de La Moncloa decide retirarse por fin a su socialista chalet de 1.000.000 de euros.
Una cosa me llamó la atención: en su brindis con los militares, se limitó a decir simplemente "¡Por el Rey!", en lugar de añadir "¡Por España!" -antes o después, tanto monta...
El vídeo del brindis en cuestión no lo he encontrado en You Tube, seguramente censurado por las críticas que suscitaría su universal difusión.
Todo ello me recordó a la idéntica actitud que manifestó hace tiempo nuestra ministra de Defensa, Carmen Chacón, que concluyó el brindis con un "¡Viva el Rey!" sin mencionar en ningún momento a la pobre España, que tan atribulada la tienen estos despreciables despreciantes.
Eso sí: peloteo al Rey, todo el que haga falta.
Pero a España, ni una triste mención.
Porque esta es la raíz del asunto:
Precisamente el Rey es el mejor garante de esta Constitución.
Y esta Constitución es la mejor garante de que España permanezca débil y dividida entre una miríada de autonomías, que, de paso, permiten colocar a un casi infinito número de funcionarios y demás especies de chupópteros devorafolios, muchos de ellos familiares y amiguetes de los parásitos en el poder.
Hoy en día, cada grito de "¡Viva el Rey!", pronunciado por esta gente, devuelve a nuestros oídos el triste eco de un "¡Abajo España!".
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