Las gallináceas socialistas (más bien sociotontas) han empezado a agitar con fruición sus alitas al grito de "¡Zapatero ha conseguido por fin que estemos en la reunión!", cuando lo único que ha ocurrido es que el Presidente de Francia nos ceda uno de los asientos que le correspondían para que dejásemos de dar la lata: como el caramelo que se la al tonto del pueblo para que se calle, o los cacahuetes que se arrojan a los monos del zoo para reírse de cómo los ingieren ávidamente.
Y los once millones de merluzos, orgullositos ellos por tan inconmensurable logro, volverán a votar al supertonto number one en las próximas elecciones...
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