"La Constitución española, a cambio de unas migajas de democracia, ofrece unos gruesos mendrugos de dictadura".
¿No estás de acuerdo con la anterior frase?
Te voy a dar algunas razones para que sí lo estés:
En primer lugar, esta Constitución nos endosa a un Jefe de Estado inelegible, transfigurado en un monarca, que no concurre a ningún tipo de elección periódica que revalide su gestión. Si este señor no hace nada, o lo hace mal, no podemos seleccionar a ninguna otra persona más capacitada para esta labor. Es más, la monarquía perpetúa por los siglos de los siglos a los descendientes de dicha personalidad, independientemente de cuál sea su valía intelectual y moral.
En segundo lugar, por la atroz Ley D'Hondt de nuestro sistema electoral, se da el paradójico caso de que el voto de una provincias tenga mucho más valor que el de otras. Todo ello explica el poder del voto nacionalista en el Parlamento español, donde una minoría de racistas separadores tiene puesta de rodillas a España desde los comienzos de esta farsa democrática.
En tercer lugar, nuestro sistema constitucional -a diferencia del de otros países políticamente mucho más desarrollados- no contempla los referendos vinculantes, sino los simplemente consultivos: es decir, el pueblo puede decidir democráticamente una cosa, pero el Gobierno de turno nunca se verá obligado a acatar la decisión popular.
Y, por último, no existe un mecanismo -como sí lo hay en otros países- para que los citados referendos puedan ser convocados a partir de la recogida de firmas de un determinado número de ciudadanos. El único que puede convocarlos a su arbitrio es el Gobierno, que, como ya hemos indicado, no está obligado a acatar los resultados.
¿Todavía piensas que en España existe la democracia...?
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