Ya sabéis lo dado que soy a escribir entradas breves -a veces, una mera frase-, pues soy de la estirpe de Gracián, es decir, de aquellos que piensan que "lo bueno, si breve, dos veces bueno". Con ello busco la distracción y no intentar cansar al lector -al margen de no cansarme a mí mismo, intentando exponer mis argumentos mediante incontables ristras de palabras.
Pero el otro día no pude resistirme a la tentación de hacer un artículo verdaderamente largo -Las Constituciones Encorsetantes"- y, lo que había planeado decir en tres artículos, decidí exponerlo en uno.
No será una experiencia que vuelva a repetir con mucha frecuencia, pero me quedé muy a gusto y descansadito tras ello (vamos, que me quedó sólo el fumarme un cigarrillo en la cama, como en los telefilmes americanos...).
Hasta el momento, el récord de longitud lo ostentaba mi primer artículo, El 666 y su identificación con Internet, pero éste le ha dejado a la altura de la pilila de un recién nacido.
En fin amiguetes, no creáis que os volveréis a encontrar en breve con una tenia ensayística similar, pero la verdad, a veces, el tamaño sí importa.
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