Reflexionaba recientemente Zadlander sobre el símbolo de la serpiente y su relación tanto con el liberalismo como con la Masonería (aquél hijo de la ésta).
Zadlander está totalmente en lo cierto: la serpiente es un símbolo de especial gusto para los illuminati y sus títeteres, los masones, y se remonta a las fuentes esotéricas precristianas de las que beben estas sectas de ricos.
La serpiente es el símbolo de la presunta "inteligencia" y "sabiduría" que adquiere aquel que busca más el conocimiento que el bien y que se ve poseído por el engreimiento absoluto: la serpiente les dice a Adán y Eva que si "comen" del fruto del Árbol de la "Ciencia" "serán como" dioses.
En algunas sectas cristianas de los primeros siglos, como el gnosticismo, encontramos también el valor de la desvelación de lo oculto, de la "luz", del conocimiento, frente a la búsqueda del amor puro de Dios.
El símbolo de la serpiente como fuente de la sabiduría lo encontramos en también tradiciones precristianas, como la griega y la egipcia, donde a Hermes Trimegisto ('tres veces oculto', el dios del saber hermético) lo vemos, a veces, simbolizado por un ofidio.
Ha sobrevivido, por otra parte, hasta nuestros días como símbolo del saber farmacéutico y médico (podemos encontrar las dos serpientes enrolladas en cualquier farmacia, simulando una doble hélice de ADN).
En definitiva: no es más que el símbolo del soberbio saber despiadado frente al amor incondicional de Dios.
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