¿Cómo es posible que, este señor, el peor primer ministro de toda la Historia de España, que tan diligentemente se ha aplicado en estos años ha reintroducir la cizaña entre los españoles, reabriendo las fosas de la miseria de este aciago país, compadreando con aquellos que justifican el terrorismo intentando buscar un diálogo con perros asesinos, y que se ha propuesto adoctrinar a nuestros hijos -tal y como hiciera el franquismo- introduciendo en los colegios una asignatura de lavado de cerebro moral que no pretende otra cosa, esta vez, que equiparar la sodomía generalizada con el comportamiento que siempre se ha considerado moral por el 99,99 por ciento de la Humanidad (sean de la religión que sean), cómo es posible -decía- que este leonesín de Valladolid, sin nación ("la nación es un concepto discutido y discutible", según sus propias palabras), sin patria ("mi única patria es la libertad", otra cursilada emanada de su intelecto), pero que, a la vez acusaba de "antipatriotas" a los que ya advertían de la horripilante crisis que comenzaba a aflorar, cómo es posible -digo por tercera vez- que aún no se haya reunido con los dirigentes de la banca española?
¿Y cómo tuvo la caradura de decir hace escasos días en Nueva York, con esa ridícula pedantería chulipandi de los inútiles, que el sistema financiero español "es el más sólido del mundo", cuando aún no se había reunido con el corral financiero español?
La verdad es que los españoles auténticos no nos merecemos este presidente del Gobierno, y mucho menos nos merecemos como compatriotas a esos once millones de personas que le han vuelto a votar por segunda vez...
Ya saben el famoso dicho: "en España no cabe un tonto más".
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