Once millones de merluzos fueron pescados en las últimas elecciones generales de España por las redes del PSOE. Once millones de merluzos congelados (cerebralmente).
Ahora
todos estamos pagando la elección de los merluzos.
Estos once millones de merluzos no me merecen el menor respeto. Ni el más mínimo. Me hubiera dado igual que fueran cuarenta y cuatro millones. También las moscas son miles de millones y les encanta la mierda; como a los merluzos españoles les encanta el masoquismo.
Si eres uno de esos merluzos españoles, vete a nadar por otros blogs, porque en éste no eres bien recibido y acabarás ahogándote en las aguas de la verdad.
No es tanto nuestro punticejudo presidente el que tiene
la culpa del mayor ridículo internacional que España ha padecido en su historia. No: el pobre no da más de sí. Es, sencillamente, como decía antes, un
invalido. Si ponemos a un mono al mando de la nación no tendría culpa el mono, sino sus merluzos electores.
La culpa de que España haya hecho (y siga haciendo) el mayor ridículo internacional, superando incluso al de la aún no olvidada Guerra del Fletán, tan heroicamente dirigida por ese otro "genio" de la política internacional llamado Felipe González, la culpa, digo, la tienen esos once millones de merluzos que nadan por las turbulentas aguas del pijoprogresismo, de la indigencia mental y de la revancha porque sus ancestros perdieron una antiquísima guerra que merecieron perder.
Porque las guerras sólo las pierden los inútiles.
"¿Ahora que las encuestas sobre intención de voto parecen favorecer al PP, a quién va a votar dentro de tres años el Filóloco?" (si es que dentro de tres años vuelve a haber elecciones), se preguntarán. "A
Don Coñazo", pensarán.
Pues no:
Si con los meses se va confirmando esta tendencia de intención de voto de que quizás los populares vuelvan a recuperar el poder, y se ahonda aún más esa diferencia, voy a votar por Zapatero.
"¿Por qué?", se preguntarán. "¡Cómo se nota que eres realmente un loco y una pura contradicción mental", concluirán.
Pues señores, si se confirma la tendencia de que gane el Partido Popular, votaré al PSOE con la esperanza de que estos once millones de merluzos sigan probando de la propia amarga medicina que nos están dando a probar a todos.
Resulta que la mayoría de estos once millones de votantes son los que están padeciendo más directamente esta crisis, harto amplificada por el gobierno de Zapatero: la mayoría de los nuevos parados son votantes del PSOE, a la mayoría de las personas que les están ejecutando las hipotecas son de la misma tropa, mientras que la mayor parte de los votantes del PP tienen bien cubiertas las espaldas con sus puestos de directivos o sus pingüe riqueza. A éstos no les afecta tanto la crisis zapateril como a los progremerluzos. Podrían aguantar otros cuatro años más, mientras que los merlucines acabarían yéndose a emigrar en parte, posiblemente a Rumanía, país en el que ahora, por cierto, falta mano de obra.
Animo a todos los votantes tradicionales del PP a que, en las próximas elecciones generales voten al PSOE, a ver si se consigue que, por fin, España pueda comer
merluzo a la plancha.