Estos días Europa ha vuelto a vislumbrar la arrogancia alemana encarnada en esta teutona encumbrada en el poder llamada Merkel: nuevas amenazas a casi todas las letras de los países que los congénitamente racistas anglogermánicos denominan PIGS (Portugal, Italia, Greece, Spain), esta vez dejando fuera a Italia -de momento.
Nos amenaza la sujeta con expulsarnos del euro. Como si Alemania fuera la dueña de Europa. Como si una decisión de tal magnitud no debiera ser aprobada por el conjunto de los países de este histérico continente.
De nuevo la chulería y prepotencia alemana -que tanto sufrimiento y tanta sangre derramada ha traído a la humanidad- asoma con un rugido que, a la larga, suele convertirse en el ladrido de un perro enano, como lo han demostrado las continuas derrotas que ha sufrido tan olvidable país.
Alemania, más que por sus grandes filósofos y sus admirables músicos, tristemente será recordada, en primer lugar, por sus acomplejados caudillos, que no dejaron más que sangre allá por donde pasaban.
Que recuerde siempre esto la prepotente dirigente de la impotente Alemania de la Historia.
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