Hace unos días, los españoles tuvimos la oportunidad de ver en nuestros televisores un programa especial de televisión conmemorando los 20 años de la serie de animación Los Simpson -apta sólo para menores anormales y adultos agilipolluás.
Uno de los episodios que recogía dicho especial parodiaba el reinado de Isabel I de Inglaterra y el amargo suceso de la Gran Armada, alias la Armada Invencible, en la que los españoles fuimos derrotados en nuestra lucha contra los elementos de la naturaleza azuzados por ese Ángel Caído siempre aliado con Inglaterra (Inglaterra < Angel's Land: 'La isla del Ángel').
En el vomitivo capítulo, a la reina Isabel se le presentaban distintos pretendientes y, entre ellos, un ficticio rey de España llamado "Julio".
Ya sabíamos que los estadounidenses, por obra y gracia de su inmensa incultura, son muy dados a los tópicos, así que no nos hubiera extrañado que hubieran representado a un rey español torero, o bailaor o cantaor de flamenco... Son los tristes tópicos con los que debemos cargar los españoles por no haber aportado apenas más al mundo (exceptuando a Cervantes, a nuestros pintores del Siglo de Oro y la difusión de la verdadera Fe al Nuevo Mundo...).
Pero no...
Los estadounidenses presentaron el nuevo tópico de español actual que se ha extendido por todo el planeta:
Nos mostraron a un rey con más pluma que una gallina sin depilar, que perdía más aceite que un camión cubano o -para que me entiendan mis amigos hispanoamericanos- un rey totalmente afeminado -ya que la policía de lo políticamente correcto no me permite utilizar otros adjetivos más explícitos y realmente inteligibles por todos.
Éste es el nuevo prototópico español que -gracias al Gobierno de Zapatero- se ha extendido por todo el universo mundo y que ha desterrado por completo a toreros, bailaores y apeinetados que le precedieron: el nuevo antimacho ibérico, del que, por mor de la corrección política, debemos sentirnos muy "orgullosos".
¡Gracias, Zapatero!
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